De Candidatos Animales a Políticos Divinos

2013-06-13 • ACENTOS 
Si bien durante muchos años la sociedad mexicana ha vivido en el ostracismo político, hoy a través de las redes sociales comienza a enterarse de manera más rápida y eficaz de las actitudes y actos cometidos por aquellos que conforman la clase política, misma que hoy empieza a entender lo que significa una sociedad de la tecnología y de la información.
Ante la negativa de las candidaturas ciudadanas, que en última instancia servirán para revitalizar la tan desgastada y fracturada clase política, el grueso de la ciudadanía conoce y reconoce a las y los políticos por: desfalcos millonarios a los estados; prepotencia; salarios exorbitantes de los gobernantes; procesos electorales cuestionados; ausencia de democracia interna partidista; narco política; desapariciones forzadas; lujos excesivos de la clase política como toallas de 5 mil pesos, sillas ejecutivas de 36 mil pesos; sindicatos en esencia poco o nada democráticos, con líderes que se perpetúan en el poder; corrupción reflejada en cientos de fajos de billetes, acomodados con ligas o en cajas de huevo, entre otros actos nada virtuosos.
A ello deberíamos agregarle el cansancio al observar que los espacios de representación o los cargos de gobierno, son ocupados elección tras elección por los mismos personajes, quienes llevan toda una vida viviendo de la política y no para la apolítica.
¿Quién es mejor candidato, un Perro, un Gato o un Burro?

Resultado del desprestigio en que se encuentra la clase política, en estos últimos días ha circulado en la redes sociales la postulación (ficticia) de candidaturas de animales. Uno de ellos es el“CandiGATO”, quien compite por la presidencia municipal de Xalapa, cuyos principales lemas son: “Seguro si pierdes, Si votas por los de Siempre”; “Que no te digan por quién votar, dale un Zarpazo a los malos funcionarios”; “Te conviene votar por otro animal”; “No Más Ratas”; “Para tapar los baches de la ciudad, Yo tengo suficiente arena”.
Por otro lado se encuentra el “CANdidato Titan” un perro que compite por la presidencia de Oaxaca, con su lema: “Yes, we can”, “El único que te confiesa que SÍ va por el HUESO”.
Otro candidato animal es el “Burro Chon” con lemas como: “Es mejor un burro como presidente municipal, que un presidente burro”; “En las municipales, salario mínimo al Presidente, pa´ que vea lo que se siente”.
Y lo que parecería ser una broma, es en realidad el reflejo de una sociedad indignada.
Hoy la principal preocupación de quienes compiten por un cargo de elección, no está en la derrota o victoria electoral, la verdadera preocupación está en todas aquellas personas que ya no confían en el sistema político, en aquellas que comienzan a alejarse de las urnas y acercarse cada vez más a la desobediencia civil. Si bien, aún parece lejos cualquier indicio de una amplia movilización social, lo cierto es que la mayor parte de la clase política parece vivir otra realidad.
Es cierto que no todas ni todos los políticos son iguales, hay quienes lo hacen bien, y hay quienes han perdido la desvergüenza y la desfachatez, robando a la nación, o negociando las ideologías de sus propios partidos.
De Nazaret a Monterrey.

Como lamentable debemos calificar la actitud mostrada por Margarita Arellanes Cervantes Presidenta Municipal de Monterrey, quien de acuerdo a sus creencias designo como autoridad máxima a Jesús Cristo. Solo que olvidó que México no es una Monarquía, es una República, cuya esencia principal es que el poder no recae en una persona y sobre todo el poder no está conferido a una divinidad.
Pareciera que no recuerda que llego al poder a través de un proceso electoral republicano, y no por designación divina. Ella debe ser llevada a juicio político, al violar flagrantemente el art. 40 de nuestra constitución política, la cual claramente menciona que el Estado es Laico, es decir que no tiene religión oficial. Como dato en México hay un total de 7790 asociaciones religiosas registradas, de las cuales muchas no son cristianas.
Tan solo en Nuevo León, hay 547 Asociaciones Religiosas, de las cuales 226 son católicas y 321 son de otras tradiciones religiosas. Esto significa que además con su actuar podría incurrir en una violación al derecho de creencia religiosa, al pretender imponer desde el poder sus creencias por encima de la pluralidad y diversidad.
Un representante o un gobernante no lo hace para quienes votaron por ellos o para los feligreses electorales de su partido, lo hacen para todo el conjunto de la sociedad, creyentes no creyentes, ateos y agnósticos.
Este 7 de julio, Yo Voto Libre, Informado y Razonado, y ¿tú?
“Por una sociedad libre de discriminación y de violencia”
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