Elecciones en Hidalgo. ¿Respeto y civilidad o fraudes electorales?

Recién ha comenzado la disputa para obtener uno de los 30 cargos de representación popular. En total serán cerca de 120 candidatos y candidatas que buscaran por la vía de la mayoría relativa, así como 84 que buscaran a través de la representación proporcional, llegar al congreso del estado, y en teoría representar a la ciudadanía.

La pregunta es: ¿cuántas de estas candidaturas serán representativas y canalizaran las demandas de la sociedad?, más allá de las capacidades y virtudes que no cuestionamos en este momento. Otra pregunta que surge es: ¿cuántas de estas candidaturas fueron elegidas a través de un método democrático, un proceso abierto a la militancia de cada partido. La respuesta es ninguna.

Hay quienes se defenderán y dirán que los respectivos consejos políticos de sus partidos son la voz y la representación de la militancia, hay quienes plantearan que antes que la democracia interna esta la unidad del partido, hay quienes prefieren autonombrarse, hay quienes prefieren perder antes que ceder el poder a la militancia. En fin, nos encontramos en un momento en que se tiene que plantear seriamente la democracia interna de todos los partidos, porque si bien se tiene que garantizar el respeto a su autonomía, -situación que no se cuestiona-, es una realidad que se deben de replantear los métodos y procesos internos de selección.

Llegaremos al punto de obligar a los constructores de la democracia a que sean democráticos, tendremos que presionar como sociedad para que así como existen las cuotas de género también se establezcan “cuotas democráticas”, es decir que por Ley los partidos tengan que elegir a un porcentaje de sus candidaturas a través de métodos democráticos.

Es sano para los partidos, es sano para Hidalgo, y sobre todo es sano para la democracia en México. La democracia no es una moda, y no es un discurso político, la democracia es una forma de gobierno, es la vía para elegir libremente a nuestros gobernantes y representantes.

Las y los diputados son representantes populares, lo que significa que representan a la sociedad, sin embargo cuando son propuestos por las distintas elites partidarias y no mediante un proceso abiertos y democráticos, el resultado será, que al ser electos y tomen posesión en sus cargos, representaran en primera instancia los intereses de sus partidos, y no necesariamente las problemáticas y necesidades de la ciudadanía.

¿Y las candidaturas ciudadanas?

A pesar de que el pleno de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión ya aprobó las candidaturas Ciudadanas a todos los cargos de elección popular, aun es un tema pendiente, que sigue siendo materia de discusión y que no ha sido bien recibida por los propios partidos políticos, ya que esta reforma permite que ciudadanas y ciudadanos mexicanos puedan ser candidatos o candidatas, sin la necesidad de ser apoyados por un partido político, pero si por el apoyo de la ciudadanía.

En Hidalgo queremos elecciones en Paz.

Los partidos políticos en nuestro estado tienen una deuda y una responsabilidad histórica. Construir elecciones libres de violencia. Desde este momento debemos decir que la sociedad quiere una clase política responsable, que la lucha electoral no se convierta en un ring de descalificaciones y acusaciones sin fundamentos. Es momento de que los 204 aspirantes a una curul, salgan y ganen los votos, a través de propuestas y soluciones reales, y no discursos vacíos de fundamentos y llenos de ambigüedad. Si al voto limpio, no al voto cooptado ni comprado.

La reforma electoral que viene.

Muy pronto se abrirá de nueva cuenta un debate nacional sobre una nueva reforma electoral, misma que incluirá reducir los gastos de campaña, y establecer la nulidad de una elección en caso de que alguien rebase el tope de campaña. Sin embargo el tema que derivará en largas discusiones, será la creación de un solo Organismo Electoral Nacional y no como sucede hasta el momento, que contamos con un IFE y 32 Institutos Electorales Locales.

Las discusiones no serán fáciles ni sencillas, aunque el argumento sea poderoso: reducir el gasto que se destina por concepto de organización y burocratización de las elecciones. El tema de fondo es que la propuesta de un organismo nacional, reduce o limita las presiones que se presentan hacia los organismos locales, de parte de los gobernantes y partidos políticos locales.

Más allá de las propuestas que vienen, algo debemos tener claro, México requiere replantearse su modelo electoral democrático, el cual ha sido rebasado por la partidocracia.

“Por una sociedad libre de discriminación y de violencia”

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