Tipificar sin cuestionar. No más violencia contra las mujeres en Hidalgo.

 
Voz Ciudadana.
Alfredo Alcalá Montaño.

A pesar de encontrarnos inmersos en medio de una espiral de  violencia social, cuyas principales victimas son las mujeres y niñas. Aun hay actores políticos que permanecen alejados de las principales necesidades de la población.
 
Amor y amistad, pero sin violentar.
Una problemática poco visible, es la violencia en el noviazgo, la cual pasa muchas veces inadvertida. Sin embargo, hoy en medio de los casos de feminicidios en Tula, tenemos que atender las causas que originan que alguien atente en contra de la vida de las mujeres, tan solo por el hecho de ser mujer.
Una primera aproximación se encuentra en los desequilibrios y abusos de poder que se dan en las relaciones. Siendo los hombres quienes buscan mantener y preservar sus espacios de dominación y de control. Ello lo podemos ver reflejado en los diferentes espacios sean laborales, académicos, políticos, económicos, culturales, familiares, religiosos, deportivos, y hasta amorosos.
 
Solo basta observar nuestro entorno, generalmente son hombres, quienes ocupan los cargos de dirección y de gerencia; lo mismo ocurre en los espacios académicos. Y que decir en los espacios políticos, en la cual difícilmente se permite la llegada de mujeres, a los espacios de poder y/o cargos de primer nivel. Tan solo basta revisar la integración de los gabinetes de los gobiernos federal, estatal y municipal para observar quienes dominan el espacio público.
Y no es por falta de capacidad, es por un constructo político y social  misógino. Que se puede entender desde lo institucional, basta citar un ejemplo: a pesar de que la dinámica nacional estableció cuotas de género 60-40, que significa, que un solo genero no podrá ocupar más del sesenta por ciento de las candidaturas, y que desde la óptica de los derechos humanos, se entiende como una acción afirmativa, es decir, una vía para garantizar la igualdad de derechos.
Sin embargo en el congreso local, decidió que lo mejor era seguir manteniendo los desequilibrios en el poder, y seguir tratando como minoría a la mayoría de la población, en este caso las mujeres. Por ello se estableció que la cuota de género fuera 70-30. De esta manera se preserva la presencia masculina en el congreso. Como se puede observar en la actual conformación del congreso, la cual cuenta con solo 7 diputadas que representan tan solo el 23%, aun cuando las mujeres en Hidalgo son el 52% de la población. Por el contrario hay 23 diputados quienes representan el 77% del congreso.
 
Una sola reforma, una sola acción, significa la reproducción de un constructo social misógino, y lo que además podría llamarse violencia institucional, es decir, no crear como autoridades o representantes populares, las condiciones necesarias para eliminar y erradicar todo tipo de violencia y discriminación contra las mujeres, como lo es el obstaculizar, o no generar vías de acceso, para que las mujeres puedan acceder a los espacios de poder.
 
Estos desequilibrios de poder se reproduce en lo económico, basta observar el listado de las personas más ricas de nuestro país, donde solo destaca una mujer entre la mayoría masculina. Lo mismo sucede en los espacios culturales, deportivos o religiosos, espacios controlados y dominados por los hombres. Como sucede en la mayoría de las religiones, donde las mujeres tienen prohibido el sacerdocio, símbolo de poder y dominación masculina. Por el contrario las mujeres deben mostrar sumisión y obediencia, esto por que así lo dictan unas escrituras, mismas que fueron redactadas curiosamente por hombres.
 
Prevenir sí, atender si sancionar sí, erradicar sí, por ello tipificar sí.
Este constructo social misógino, permea en las relaciones familiares y de pareja, en la cual el hombre busca dominar, decidir, controlar, es decir ejercer el poder en mucha mayor medida. Por ello antes de pensar en que se emita una alerta de género debemos crear acciones y medidas que permitan reducir y eliminar los abusos y desequilibrios de poder.
El primer paso, es la tipificación del feminicidio. Si bien el congreso local, dejo pasar la oportunidad de convertirse en los impulsores y promotores del derecho de las mujeres. Hoy esa oportunidad y costo político favorable, se lo han dejado al poder ejecutivo, quien podrá tener la oportunidad de enviar la iniciativa que sin duda alguna será aprobada, ahora si, por el congreso local.