Día internacional de las mujeres… nada qué festejar.

Día internacional de las mujeres… nada qué festejar.

Voz Ciudadana
Alfredo Alcalá Montaño

En México es muy peligroso defender los derechos humanos, sin embargo lo es aún más si eres mujer. El género afecta el tipo, características y respuestas a la violencia en contra de las personas que defienden los derechos humanos.

En México existe la igualdad entre hombres y mujeres… o al menos esa es la idea que nos han vendido. Sin embargo ha sido una letra muerta constitucional, ya que la realidad es otra. Hoy se conmemora (más no se celebra), el día internacional de la mujer, instituido en 1975 por la Organización de las Naciones Unidas. Este día sirve para recordar las luchas históricas de mujeres gloriosas y grandes defensoras de los derechos humanos, quienes buscaban mejorar las condiciones de marginación y de violencia del que eran víctimas en prácticamente todos los ámbitos de su vida diaria. Muchas de ellas han dado su vida por el respeto a su dignidad como personas.

Sin embargo pasa el tiempo y aún las sociedades modernas no logran generar las condiciones adecuadas, para que tanto hombres como mujeres podamos convivir en espacios libres de violencia hacia ellas.

Aun tenemos que despertarnos con lamentables noticias, como de un individuo llamado “el coqueto”, que gustaba de violar, asesinar y robar a las mujeres, ó el de partidos políticos que lucran con ellas utilizándolas para ocupar puestos de elección popular, para luego ser cedidos a suplentes hombres. También es cierto que la condición de mujer no significa que en automático defenderás sus derechos.

Si bien se han creado algunas leyes, estas no son suficientes si no existe un verdadero interés en respetarlas. En México es muy peligroso defender los derechos humanos, sin embargo lo es aún más si eres mujer. El género afecta el tipo, características y respuestas a la violencia en contra de las personas que defienden los derechos humanos. La estructura social de discriminación, explotación y violencia contra las mujeres imperante, determina las formas en las que se expresan los ataques a las defensoras y las posibilidades, recursos y limitaciones que tienen para enfrentarla.

Las activistas y defensoras realizan sus actividades bajo un contexto adverso, con grandes obstáculos en la defensa de los derechos humanos como la debilidad democrática, la impunidad, la infiltración de poderes fácticos en el Estado, la desigualdad social y económica, y la cultura de discriminación y violencia contra las mujeres.

Es decir las condiciones de desigualdad entre hombres y mujeres también se presentan en la lucha por los derechos humanos. Basta recordar los resultados del estudio sobre las condiciones y riesgos que enfrentan las activistas en el ejercicio de sus actividades, donde el 76 por ciento de quienes están dedicadas a la defensa de derechos humanos son agredidas por razones de género.

Eso significa que tres de cada cuatro defensoras de derechos humanos en México afirma haber sido víctima de violencia de género por realizar su trabajo, y de éstas, el 40% señala la violencia sexual como la principal forma, mientras que el 12% identifica como principal agresión las amenazas contra su familia e hijos. El 45% de las defensoras consultadas señala al Estado como responsable de los ataques y amenazas.

De acuerdo con los datos recabados, entre las activistas más vulnerables están las indígenas, las jóvenes y las transexuales por “la falta de autonomía económica o afectiva, la violencia intrafamiliar y/o sexual y las innumerables dificultades para conciliar la vida familiar con su activismo por los derechos humanos”.

Recientemente la corte interamericana de derechos humanos alerto que durante el actual gobierno federal, han sido victimas 61 defensores y defensoras de derechos humanos. Por ello recordamos y no olvidamos los casos de activistas defensoras de derechos humanos, que han sido víctimas de una sociedad violenta y misógina., victimas de sistemas políticos, económicos y sociales dominados ciertamente por hombres.

Marisela Escobedo asesinada afuera del Palacio de Gobierno de Chihuahua mientras demandaba justicia tras el homicidio de su hija a manos de su ex pareja, quien fue un asesino confeso y quedó en libertad por errores en el juicio.

Susana Chávez. Activista cuyo grito de lucha era “Ni una muerta más”, quien desde 1993 denunciaba los feminicidios en ciudad Juárez.

Luisa Ornelas, integrante de la familia Reyes Salazar defensora en Ciudad Juárez. Bárbara Lezama, transexual, sexoservidora e integrante del Frente Diverso Sexual de Tehuacán. Isabel Ayala (ex-esposa de Lucio Cabañas) y Reyna Ayala (hermana), asesinadas el 3 de julio de 2011. 3 de julio de 2011. En Hidalgo recordamos a Fernanda Lavalle, defensora transgenero. También recordamos a las más de 35 mil víctimas de feminicidios en los últimos 25 años en México.

Por ello insistimos que hoy no hay nada que festejar mientras no se logren generar las condiciones de igual acceso a derecho entre hombres y mujeres, no hay nada que festejar, mientras sigan impunes lo casos de mujeres defensoras de derechos humanos, no hay nada que festejar cuando los partidos políticos evaden y se burlan de las leyes y de las mujeres con las denominadas “Juanitas”; no hay nada que festejar cuando aun persista un trato laboral desigual; no hay nada que festejar cuando los índices de feminicidio sigan en aumento; no hay nada que festejar cuando en existan casos de acoso laboral; no hay nada que festejar mientras exista la esclavitud sexual; no hay nada que festejar cuando el derecho a decidir sobre su propio cuerpo les sea negado a las mujeres; no hay nada que festejar cuando los falsos estereotipos sociales continúen sometiendo a las mujeres a no ejercer libremente su sexualidad; no hay nada que festejar mientras los hombres continuemos violentando a las mujeres, física, verbal o psicológicamente.

Es momento de que la lucha por el derecho de las mujeres no sea solo de ellas. Hoy día se necesita construir sociedades democráticas e incluyentes, basadas en el respeto a la diferencia y en la inclusión integral. “No se necesita ser mujer para defender el derecho de las mujeres”.